La Joya San Antonio de Guerra.- A propósito de celebrar las Fiestas Patronales de la comunidad de La Joya de Guerra en honor a su Patrona Señora De La Candelaria, la cual se le dio inicio el pasado lunes 23 de enero y se extenderá hasta el día 2 de febrero del presente año. Gracias a la ayuda y colaboración del señor alcalde Francisco Rojas “Cesar”, quien por primera vez en la historia de esta humilde y laboriosa comunidad llevo en tarima a un artista de corte nacional e internacional, el intérprete de bachatas Marino Castellano.
El pueblo se mantuvo dentro de las reglas establecidas, como siempre lo ha hecho a través de largos años, con el orden y el buen comportamiento ciudadano que le caracteriza, recordando que han pasado dos años que no se celebraba estas fiestas por motivo a la pandemia del COVID -19, entiendo que la Policía Nacional hay que respetarle y colaborarle en lo que sea posible, y en que las cosas salgan lo mejor posible, pues así tendrán menos trabajo que realizar, pero la uniformada también debe ser condescendiente con el pueblo y dejar disfrutar sin salirse de lo normal, ya que antes de las 12 de la media noche de ese lunes 23 de enero la autoridad Policial envió a cerrar todos los negocios que se encontraban abiertos, debo recordarle a la Policía que es allí donde muchos de las personas buscan el sustento de sus familias.
Este humilde servidor en mi función periodística y como un ciudadano común le pide a las autoridades que dejen disfrutar un poco más las fiestas de La Joya y que no excedan en el uso de la autoridad, que dentro de los limites se puede disfrutar una hora o talvez dos horas más de lo que es el tiempo reglamentario, pues son fiestas populares del pueblo que año tras año todo el mundo las espera, para degustar hasta una suculenta empañada o tomarme un trajo en familia.
En muchos lugares hay teteos con sonidos espeluznantes, muy tarde de la noche y no dejan dormir a los vecinos y aparentemente las autoridades esos teteos no lo escuchan.
A las autoridades policiales que le bajen algo.
Por Geremias Rincon